martes, 18 de diciembre de 2007

Sugerencias

"Cuando un lugar se cubre de niebla parece mayor, más sublime, y eleva la imaginación, y tensa la expectación como ante una muchacha cubierta por un velo. Ojo y fantasía se sienten más atraídos por la brumosa lejanía que por aquello que yace nítido y cercano ante la vista." (Caspar David Fiedrich)

viernes, 7 de diciembre de 2007

lunes, 3 de diciembre de 2007

Hambre

Hay un ansia más voraz que el hambre. Nace cerca, justo en la boca del estómago, y afecta a menudo a la respiración, o la falta de ella. Es la enfermedad inherente al ser humano. El intenso vacío. Existe para desestabilizar, y motorizar la voluntad del hombre. Es el origen más cruel de los sentidos. Devora destruyendo libertades. Hay otros mecanismos que se encargan de endulzar nuestras acciones, esas mentiras que nos hacen elevarnos en sagrada autonomía como ser único y exclusivo en el mundo. Tan especial que puede permitirse cualquier delirio. A posteriori inventaremos los remedios. ¿Amamos a los demás o somos nosotros también productos de consumo? Cuando todas las razones se arremolinan formando un torbellino de confusión y vértigo, cuando los ojos se nos abren todo lo que dan de sí y el pálpito se detiene llega esa temida ansiedad que ofusca todas las conclusiones y te sume en ese intenso vacío. ¿Cuál es el próximo medio de saciar mi hambre? Esa es la pregunta inevitable y persistente. Otro deseo frustrado, otro cumplido, siempre igual resultado.

sábado, 24 de noviembre de 2007

¿Fue real?

El chico cargaba con su mochila como un niño del colegio. Hacía tiempo que ya no podía siquiera considerarse adolescente, pero le gustaba esta imagen, mezclada con la del heróico explorador, que se bastaba con el contenido de esa bolsa para sobrevivir. En ese momento significaba su hogar. La idea estoica del desprendimiento material le seducía. Le interesaba cada vez más resumirse a su cuerpo y su complejidad interior, que no es poco. Incluso los empastes, las gafas o lentillas estaban empezando a incomodarle. Andaba sumido en estos pensamientos con las manos en los bolsillos por una calle empedrada del centro. Estaba iluminada con faroles amarillos. Conforme la luz se hacía más intensa, una suave algarabía iba cobrando fuerza en la calle. De pronto, un grupo de jóvenes apareció de una esquina, con el estrépito de una compañía de circo, o de gitanos ambulantes. Parecían no ser de la ciudad. El chico pasó rozando la comitiva de festivos mirando el empedrado. Pero alguien le interceptó. Alzó la mirada para ver a una joven que con pícara sonrisa le hacía una pregunta.
-¿Perdona?
-Que si quieres bailar conmigo- La chica esperaba ansiosa una respuesta. El grupo enmudeció expectante. Querían continuar la diversión. Ella parecía tener interés por interrumpir atrevidamente los pensamientos del joven, sorprenderle y medir su reacción. Tal vez deseaba hacerse partícipe de su peculiar estado de ánimo, pero sobre todo quería contagiarle a él del jolgorio que despertaban.

El chico miró al suelo como si estuviera pensando la forma de excusarse y seguir su camino. Entonces la miró:
-¿Un vals?-Los ojos de ella se encendieron con esa pregunta.
-¡Claro que sí!-Empezaron a bailar mientras sus amigos tarareaban con voces de consumados tenores un vals que todo el mundo conoce, pero que el joven no consiguió recordar más adelante.
Pensó en quitarse la mochila durante el baile, pero se retractó; quizás porque le daba cierta seguridad en una escena tan inesperada como simpática. El suave balanceo del vals consiguió hacerle sonreir a él, como lo hacía ella desde el principio.
-Gracias-dijo ella cariñosamente mientras le daba un beso en la mejilla. Su sonrisa persistía. -¿A que esto no te había pasado nunca?
Se marcharon en un estallido de risas y música que poco a poco se fue diluyendo.

El joven, desorientado, retomó su camino. Se equivocó dos veces de calle...

Sentidos

...
El viento de enero trae luz blanca desde el suelo y levanta el polvo de tu espíritu hacia el horizonte. El reflejo en el río te cuenta cosas de tí que ya olvidaste. Las nubes que en mayo inventan collages con su anatomía, te enamoran de quien se acerque. La lluvia encubre el llanto de su pérdida. Una exhalación musical te atropella. El ladrillo es rápido, voluble, nunca posa dos veces para tus ojos de igual forma. Tu piel cimbrea bajo el tacto del frío, tus mejillas enrojecen y no es por vergüenza. Sólo cuando todo esto ha ocurrido, llega tu colega y te posa una jarra de espuma etílica sobre la mesa y comienza la tertulia...jeje.

Colores fríos y templados

Entorno los ojos, y se apagan como si fueran luciérnagas que van a ahogarse en el lago. Sin quererlo evoco colores fríos y templados, y lánguidas voces que reverberan como lo hacen los recuerdos más lejanos. El curso de mis movientos ha cruzado de plano, ahora más lento. Aunque aún puedo otear el otro lado como en un estanque de aguas profundas, el fondo se enturbia y se fortalece el reflejo de este nuevo mundo, ahora seductor y cercano. Estoy profundamente dormido.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Paréntesis

(El tiempo enmudeció)

Él dijo:
Dejó larga estela
tu primer perfume
Y tu adiós
nunca dicho.

Ella dijo:
La primera brisa de tu boca
sonó ligera,
el peso de tus párpados
aplastó mi ilusión.

Él dijo:
Duelen mis errores,
casi tanto como tus aciertos.

Ella dijo:
Tus manos bailaban
entorno a mi vida,
jugabas, y nunca hacía daño

Él dijo:
Duelen mis errores,
casi tanto como tus aciertos.

martes, 30 de octubre de 2007

Subir,subir,subir

Y disfrutar el transcurso, eso es todo


martes, 2 de octubre de 2007

Quiero

Quiero pisar el andén de estaciones naranjas, quiero su reflejo en la ventanilla del último tren, quiero vestir el disfraz de un nuevo idioma, quiero espiar la sonrisa de mil extraños, quiero hablar con la piel, quiero el cansancio de una noche blanca, quiero el abrazo de alguien a mil kilómetros de distancia, quiero soñar su encuentro, quiero beber del sol.

Toulouse

Salimos de trabajar. El silencio se rompió en un estallido de quejas en cuanto nos vimos fuera los graciosos españoles del estudio. Montamos bicicletas directos a disfrutar de un merecido desahogo en la hierba maltrecha de La Dorade. Nos sentamos frente al río Garonne, cerveza en ristre y con los ojos heridos por la puesta de sol, recortada por la hermosa cúpula de la Dôme de la Grave. Un grupo de jóvenes hacía bailar sus dedos entorno a guitarras, trompetas y flautas, pero no podían competir con nuestras carcajadas sublimes.
Sólo nos faltaba reunirnos con el resto de nuestros amigos y prolongar nuestra tertulia por infinidad de escenarios, en movimiento o estáticos, sin importarnos cual. Nos conocíamos bien. Nuestros papeles eran algo sobreactuados, pero el tiempo apremiaba, así que ganamos en rapidez. No teníamos pasado ni futuro que jugarnos, la mezcla resultó perfecta.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Un detalle crea el conjunto

Un détail crée l'ensemble
...



Tempestad

En un principio, todo era tan leve... Los hechos no tenían la misma rotundidad y las consecuencias eran siempre salvables. La percepción era infinita, perfecta y misteriosa, pero nunca cobarde. Sabía que no podía comprender las distancias, los recorridos eran trámites mágicos y los lugares burbujas de realidad que se conectaban unos a otros sólo por sencilla asociación de ideas. El futuro no existía más lejos del último capricho, y nunca tenía miedo, nunca tenía miedo.
Con el tiempo todo cambió. La conciencia fue devorando la conducta, y el remordimiento sentenciándola. Inmensos abismos de vacío germinaron en las entrañas como por derecho propio, como parte del ser. Entonces la insatisfacción reinó el comportamiento, y convirtió el camino en deriva. Misteriosamente después de cada naufragio había tierra a la vista y dentro, un rincón donde esconderse. Y después necesidad de aire limpio, y de salir al exterior. El final fue terriblemente resumido, el cerco se estrechó, y el ruido de la última tempestad monopolizó cualquier otro con martilleo constante y doloroso. Sólo quedó miedo. No dejé de habitar escondites y el último instinto se apoderó de mí: necesidad de desaparecer.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Somos un nudo

Déjame llevarte al final de ese lugar que sugieres. En el fondo, hay una delgada verja que se mueve con la rigidez de un insecto. Se abre sólo si ella quiere que entres esta noche. Ven conmigo al interior, hoy estamos invitados. ¿No ves nada? No te preocupes, tus ojos pronto se acostumbrarán al humo, y tu piel al vapor. Yo también desfallezco de calor, pero observa, no pierdas tu atención. Es música lo que agita la humareda, ella crea sus contornos y cambia sus colores. Pero es tan lenta que parece tener el peso de todos mis remordimientos. Calma tu pálpito, y el mío después. Estamos juntos, ¿entiendes ahora? frente a lo peor de ti y de mí.

lunes, 30 de julio de 2007

Monstruos de la burocracia


¿Hasta qué punto puedes llegar a irritarte cuando tienes que enfrentarte a una red laberíntica de artículos creados por una compañía telefónica? Hasta lo indecible. Imagina por un momento que tienes un objetivo claro y sencillo, quieres rescindir tu contrato que amistosamente has mantenido con la compañía y al cual has correspondido con sumisa puntualidad. Para empezar llamas a un número que evidentemente te han facilitado de forma errónea y que te hace consumir los últimos vestigios de tu capital. Acto seguido hablas con una cantidad inconmesurable de personas que están tras el mostrador pero que aún así hablan con la misma entonación de teleoperador robótico. Todos te dicen lo mismo, y nada al mismo tiempo. Llama de nuevo, ELLOS te darán la respuesta.

Con suma paciencia inviertes más tiempo y dinero en volver a hablar con esos seres monstruosos. Poco a poco vas notando que pierden la paciencia, y comienzan a evadir las preguntas que tú les haces con acento de extranjero desamparado. De nuevo te encuentras sentado en el borde de la acera con un aparato en tu mano cuya función es escupir sonidos, devorar tu capital, tu paciencia y tu libertad. El nivel de estrés aumenta al mismo tiempo que el ruido de la calle te hace imposible comunicarte con el gracioso aparatejo que portas en tu mano.


Una tercera vez, vas a intentarlo desde una cabina. Por supuesto comunica, ELLOS están a veces disponibles, especialmente cuando quieren proponerte algo; pero no ahora. Seguiremos desangrando la savia invisible que recorre los paneles impresos y chips del aparato. Última llamada, ahora eres tú el que ha perdido la paciencia, y de pronto parece que en todo llevas la razón. En efecto, los monstruos de allá lejos te hablan con cierta inseguridad, percatándose de que no saben exactamente qué respuesta darte, conscientes también de que deberían conocerla. De esta manera, acabas siendo tú el que les das la solución más lógica para una situación imprevista, parece ser que has tenido la mala fortuna de ser el primero que se ha visto en una situación tan común como ésta. En definitiva, acabas fumándote el primer cigarrillo desde hace dos días que habías dejado de fumar. Lo terminas en un minuto y ahí se queda una colilla solitaria, en el cenicero de tu habitación humeando, agónica, a la espera de no ser la última.
...

Buenos días

Os presento el nacimiento de mi deriva. ¿Qué quiere decir esto? Pues que he creado una plataforma para divagar como me venga en gana. No sé con qué objetivo ni por qué línea; es por eso que he utilizado la palabra deriva. No creo que esta interpretación coincida con la de Guy Debord, pero qué más da. Y para empezar voy a colgar un momento de Blade Runner que a mí me produce mucho solaz. Un abrazo a quien haya por ahí agazapado en la red.
. . .

...

Una o varias personas que se abandonan a la deriva renuncian durante un tiempo más o menos largo a los motivos para desplazarse o actuar normales en las relaciones, trabajos y entretenimientos que les son propios, para dejarse llevar por las solicitaciones del terreno y los encuentros que a él corresponden.



GUY DEBORD (1958)
Teoría de la Deriva