miércoles, 1 de agosto de 2007

Somos un nudo

Déjame llevarte al final de ese lugar que sugieres. En el fondo, hay una delgada verja que se mueve con la rigidez de un insecto. Se abre sólo si ella quiere que entres esta noche. Ven conmigo al interior, hoy estamos invitados. ¿No ves nada? No te preocupes, tus ojos pronto se acostumbrarán al humo, y tu piel al vapor. Yo también desfallezco de calor, pero observa, no pierdas tu atención. Es música lo que agita la humareda, ella crea sus contornos y cambia sus colores. Pero es tan lenta que parece tener el peso de todos mis remordimientos. Calma tu pálpito, y el mío después. Estamos juntos, ¿entiendes ahora? frente a lo peor de ti y de mí.